La inmigración en Chile desde una mirada de futuro

Por: Francisco Martínez

| Junio 5, 2018 - 2 min. de lectura.

Las recientes indicaciones en la Ley de Migraciones no han estado exentas de polémicas. Pero en este debate tan delicado, es crucial agregar una opinión con perspectiva de futuro. Hay que dejar de lado la idea de ‘amenaza’ y aprovechar las ‘oportunidades’ que puede ofrecer el fenómeno migratorio a Chile.

No hay que olvidar que los inmigrantes también son emigrantes. Cada inmigrante que recibimos en Chile es al mismo tiempo un emigrante que decidió salir de su país para buscar nuevos rumbos. Y si entendemos sus historias podremos ver la situación con nuevos ojos.

Por ejemplo, durante la Primera Guerra Mundial el ejército turco reclutaba jóvenes sirios para llevar al frente de batalla. Muchas familias sirias, con preocupación y mirando que la situación sólo iría de mal en peor, tomaron la difícil decisión de emigrar. ¿A dónde? Lejos posible de la guerra. ¿Quiénes se fueron primero? Los que pudieran trabajar.

Algunos llegaron a Chile. Trabajaron incansablemente y sacrificaron su comodidad por décadas, ahorrando cada peso para enviarlo de vuelta a Siria y pagar el barco al siguiente hermano, uno por uno, hasta traer a sus padres. Continuaron, transmitieron sus valores, su compromiso con el trabajo y sus ganas de triunfar. Y muchos de sus hijos, nacidos en Chile, hoy son personas destacadas y ciudadanos ejemplares.  La historia de otras “colonias” no es muy diferente.

Sin duda que la inmigración trae desafíos para el país y para la gestión de las empresas que acogen al trabajador inmigrante. Pero hay que dejar de lado la idea de “amenaza” y aprovechar las “oportunidades” que puede ofrecer el fenómeno migratorio a Chile. La inteligencia de los emigrantes-inmigrantes trasciende lo académico. Los inmigrantes demuestran su valor al país en los hechos: su capacidad de análisis, para comprender su situación actual y entender que donde estaban no había futuro posible; su coraje, para emprender un nuevo rumbo incierto y difícil; y por último, su empeño para trabajar incansablemente por sus familias.

Es exactamente el perfil que triunfa con la innovación y trae progreso a un país: talento, coraje, pero ante todo, mucho trabajo. Exactamente lo que Chile necesita para un mejor futuro. Los inmigrantes traen consigo diversidad: aportan su cultura, nuevas miradas y perspectivas. Según las estadísticas disponibles, en 2017 el número de inmigrantes en nuestro país llegó casi al millón de personas, lo que corresponde al 5,5% de la población.  Y ojo: de la lista Fortune 500, el ranking de las mayores empresas estadounidenses, un 40% fueron fundadas por inmigrantes o hijos de inmigrantes.

La creciente inmigración es una señal positiva para el país. Somos vistos como una tierra de oportunidades para todo el mundo hispanohablante, ya vengan de España por la crisis económica, o de Venezuela por la política, o de Colombia por la violencia. Aunque a los chilenos nos cueste aceptarlo, Chile es un país líder en la región y la gente que llega sólo busca una oportunidad para trabajar por su familia y su futuro.

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