| Febrero 2, 2021 - 4 min. de lectura.
Imaginar una minería digital es conceptualizar a un sector importante de la economía nacional incorporando de manera transversal el uso de las tecnologías digitales, adaptando sus formas de operar, generando nuevos modelos de negocio e incluyendo en la toma de decisiones procesos analíticos que incluyen el uso de tecnologías, datos y el conocimiento de las personas.
Algunos autores se refieren a la transformación digital como un proceso mediante el cual las entidades se adaptan a las tecnologías modernas [1], cuyo desafío claramente tiene más que ver con un cambio cultural, que con el desarrollo de tecnologías, pues éstas ya están siendo aplicadas en otros sectores. La minería lleva largo tiempo incorporando tecnologías, pero estas han avanzado tan significativamente en las últimas décadas, que se ha ido quedando atrás. Adicionalmente hay que tener presente que incorporar tecnologías para digitalizar procesos, no es lo mismo que la transformación digital del sector.
El World Economic Forum [2] proyecta que en 10 años la digitalización puede generar 425 billones de dólares en valor para la industria, equivalentes a un 3-4% de sus ingresos, 610 millones de toneladas de CO2 podrían disminuirse con un tremendo valor para la sociedad y el medioambiente, se podrían salvar un 10% de las muertes que ocurren en este sector y disminuir en un 20% los daños. Pero, por cierto, no todo es positivo, se estima que un 5% de los trabajos se pueden perder por este efecto.
Además de los beneficios mencionados anteriormente, para ver si vale la pena impulsar una “minería digital”, es importante agregar el contexto en el que está operando la minería, donde cada vez está más demandada por la sociedad a disponer de procesos más limpios, seguros y eficientes, tanto en la extracción del valor como en el uso de los recursos [3], en resumen, una minería más amable e integrada a la sociedad.
Una investigación realizada para entender las tecnologías digitales y las tendencias en la digitalización en el sector minero [4] arrojó que existen alrededor de 107 tecnologías que se pueden utilizar en el sector y que en 158 operaciones analizadas, la aceptación de dichas tecnologías es aún limitada y que la adopción es mayor en operaciones más grandes. Si los números son positivos respecto del impacto de la adopción de estas tecnologías, cabe preguntarse ¿por qué no se avanza más rápido?
Es una oportunidad para las nuevas generaciones y un desafío para el sector, pues la fuerza laboral se ha ido envejeciendo, pero al mismo tiempo la experiencia es clave para mantener altos estándares de seguridad.
Como vemos, el camino hacia una minería digital está lleno de desafíos, partiendo por entender las distintas oportunidades que nos están brindando las tecnologías, hasta la necesidad de instalar esta transformación en el sector.
A continuación indico algunos aspectos que me parece relevante abordar, desde mi experiencia en la implementación de la transformación digital en minería.
Algunos elementos que han influido positivamente en los resultados que hemos alcanzado han sido:
Una recomendación en este ámbito es buscar los mecanismos que permitan acelerar el aprendizaje y transitar rápidamente. Esto puede ser desde digitalizar los procesos actuales a rediseñar los procesos que son posibles o habilitados por las tecnologías digitales actuales. Dado que paralelamente se va avanzando con el cambio cultural que permite derribar los silos, una vez que el aprendizaje va avanzando y el cambio cultural se va instalando, es posible rediseñar los procesos desde una mirada sistémica y con el uso de las tecnologías. Cuando esto ocurre, comienza a desencadenarse la transformación digital y en ese momento es muy importante que todas las áreas lo hayan asimilado, pues sólo así comenzará el replanteamiento de los modelos de negocio.
Avanzar hacia una minería digital requiere desafiar paradigmas que están muy presentes en el sector minero, dar espacio a lo digital como una oportunidad para mejorar la productividad, derribar los silos y promover la diversidad y la colaboración multidisciplinaria. Así, transitar hacia una minería digital debiera enfocarse más en la cultura y las personas que en la tecnología.
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