| Marzo 13, 2019 - 3 min. de lectura.
Si bien es una tecnología emergente, ya existen casos de aplicaciones exitosas en el mundo. Wallmart e IBM, por ejemplo, implementaron un sistema de digitalización para la cadena de procesos basado en Blockchain, haciendo posible rastrear de forma oportuna cualquier fuente de problemas. Para estas empresas, tareas que antes les tomaba varios días hoy la pueden realizar en menos de dos minutos. En el sector público también hay casos de éxito. El Gobierno de Estonia se ha posicionado como líder en fomentar el uso de esta tecnología. El 2012, implementaron sistemas de identidad digital seguras, para que los servicios públicos las empleen para aplicaciones digitales de información médica, judicial, legislativa y comercial. Algunas de estas apps funcionaron inicialmente con otro protocolo conocido como X-Road, otros aún están en proceso de migración a Blockchain. Un ejemplo de esto, fue su impacto en el área de la salud. Ahora pueden acceder a sus registros consolidados en un solo lugar y ver qué profesionales médicos han hecho lo mismo y cuándo.
En el marco general de nuestro país, Blockchain se está recién conceptualizando. Hay algunas mesas de trabajo como la impulsada por el Ministerio de Economía, que ya ha comenzado a incentivar la búsqueda de soluciones basadas en Blockchain. Andrés Araya, CIO de la Bolsa de Comercio de Santiago, señaló que la institución también está partiendo por sistematizar operaciones de venta en base a esta tecnología. Esto con el fin de reducir considerablemente el tiempo de respuesta para estos trámites.
Pero estas iniciativas no están exentas de obstáculos. Como suele suceder, la legislación avanza más lento que la tecnología. Ejemplo de ello, es lo que pasó con el bloqueo de las cuentas Exchange por parte de la Superintendencia de Bancos. Estas podría deberse a las escasas normas Anti-Money Laundrering (AML) o Know Your Customer (KYC). Otro obstáculo, es la falta de acceso a un ambiente de prueba para que los emprendedores de distintos países tengan el derecho a “jugar” sin riesgos con esta tecnología. Su uso ayudaría a promover la creación de leyes en cada país, las cuales actualmente no existen por temor a que sean catalogadas de perversas, recordemos el caso de Ben Lawnsky con BitLicense.
Los beneficios que puede traer blockchain a la economía y la sociedad son múltiples en la seguridad y transparencia de los datos. Es por esto que esta etapa de conceptualización debe profundizarse en Chile. Es importante comprender que es una tecnología disruptiva y no apta para todo tipo de soluciones. Por ello, dejemos que blockchain nos muestre sus potencialidades reales en distintos rubros e industrias antes de ponerle límites burocráticos o legales. En una sociedad destacada por la multiplicación exponencial de la información, la trazabilidad de los datos es un valor fundamental para gobiernos y empresas.
Avanzar hacia la adopción del Blockchain requiere esfuerzos mancomunados para su funcionamiento. Si no disponemos del capital humano, si el gobierno es poco ágil a nivel legislativo, y si las empresas no se atreven a invertir en temas más allá de las criptomonedas, vamos a perder una gran oportunidad y nos vamos a quedar atrás de esta ola. La oportunidad es hoy: o surfeamos esta ola o nos quedamos atrás, corriendo el riesgo de ser arrasados por ella.
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